viernes, 4 de diciembre de 2009

Nana de otoño


La puerta entre abierta
del dominio anticuado y seco
se insinúa entre flores violetas.
Una silla derrochada
en la soledad de un arco
entre oxido y mugre se sienta.
El gato acechando observa
tras la mesita perdida y coja
en el desamueblado patio
y el reloj,
el reloj ríe en su poder
del tic tac de todo lo que queda
de aquellos infinitos ratos.
Dentro...
"Las flores de noviembre
caen hermosas..."
canta la nana de otoño
una anciana que se sigue
entre el vaivén de los días.
Espera la señora
bajo el color de las hojas
por si vienen a buscarla
las pasadas alegrías.
Y si el final fuese un papel
de alambre enredo y desplumado,
en su mano humilde descansa.
Y cuando el seno se vacía
y la voz quebrada canta,
fuera un descarriado gorrión
en la ventana se posa
a escuchar la dulce melodía
mientras el viento feroz
avanza.
Más allá ríe y ríe el reloj,
el gato acechando observa
y una silla derrochada
entre oxido y mugre se sienta.
Ignorante, la puerta entreabierta
del dominio anticuado y seco,
se insinúa entre flores violetas.

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