viernes, 8 de marzo de 2013

El viejo errante

La protesta del anciano
desdibujó un beso tenso y tímido en mitad de la ciudad.
"Jóvenes se besan en cada esquina, ¡Yo también tengo frío!
y es verdad, el frío le cala los huesos
y la lluvia fina se cuela en su chaqueta.
Naufraga de acera a acera,
empapado de aquellas vidas que cruza,
el ruido de otros,
paseos tras pasos ya recorridos,
alegrías ajenas,
llantos que llora de cuentos con otra firma.
Me descuelgo de tus labios pensando en llamarle,
me giro y casi corro en su búsqueda
para recitarle poemas, besarle la frente
y ser su consuelo en este día lluvioso y frío.
Tú me apretas la mano,
comprendes mi pena,
compartes la angustia de ese instante.
Te acercas entonces y me miras atento,
yo vuelvo a perderme en la inmensidad de tus ojos
y busco de nuevo tu boca.
El semáforo cambia y avanzamos de nuevo entre el asfalto,
somos cómplices,
cómplices de un viejo solo y borracho que no entiende el amor.