domingo, 3 de enero de 2010

Lya


Ramas de horizonte
tras los dias
hechos laguna.
Ceguera absurda
de ojos esmeralda.
Palabras de busqueda
mezcladas con nada
son las copas
si la lejana locura
me ve enamorada.
Tuve veinticinco razones,
doce susurros
y nueve miradas.
Tuve mi pecho
en sus viejas heridas,
y mis limites
en su boca.
Tuve la frontera de acero
en maldita condena,
tuve exilio de infierno
en una imposible
cadena perpetua.
Pero se tornan
ramas de horizonte
todas las barreras
cuando sin sentir
veo todo
tan lejos como unas manos,
cuando sin ver
siento que, de amar,
tanto dolor,
con presteza...
pasa de largo.

1 comentario:

El Anacoreta Urbano dijo...

Creo recordar las palabras que intenté dejarte por aquí sobre este poema... Me encanta como lo has comenzado, le has robado ese verso al diablo una vez más: "Ramas en el horizonte, tras los días, hechos laguna." (Simplemente genial) Me acabas de sumergir con él en tu laguna.